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Tags Experimental, Interactividad, Música, Televisión, Youtube
Cerrando el año 2013 y coincidiendo con el lanzamiento de “Complete Album Collection Vol.1”, Bob Dylan ha publicado, 48 años después, el videoclip oficial de “Like a Rolling Stone”, su mítica y popular canción. Esta versión interactiva del single de Dylan es la guinda a un año en el que se han publicado varios videoclips interactivos de grupos como Arcade Fire, Sigur Rós o Beck, que han despertado mucha expectación. Quizás con el tiempo podamos considerar éste como el año de inflexión hacia la proliferación y consolidación del videoclip interactivo como un nuevo género audiovisual, o la extensión de uno, según se quiera ver.
En el videoclip interactivo de “Like a Rolling Stone” el espectador puede escoger entre 16 canales con escenas típicas de la programación televisiva actual (una venta de aspiradora, un programa de cocina, una comedia romántica o un talkshow, entre otros) donde sus protagonistas cantan en playback la letra de la canción de Dylan. Detrás del gesto pasivo de cambiar de canal conviven las 16 escenas, casi dos horas de realización y algún gesto interpretativo interesante como el flirteo de la pareja en el que sus labios, la letra de Dylan y su historia se funden perfectamente.
El joven director de vídeos israelí Vania Heymann, destacado por sus clips virales de internet, firma un trabajo efectista que durante los días precedentes a su publicación atrajo muchísimo la atención de la prensa internacional. Con este trabajo Heymann se suma a la preciada lista de realizadores que salta a la escena de vídeos interactivos musicales.
Liderando esta lista está Chris Milk, director de “The Johnny Cash Project” (2010) (una versión colaborativa de la canción “Ain’t No Grave”) y también autor de “The Wilderness Downtown” (2011) de Arcade Fire, premio Cyber Lions de Cannes y seleccionado por la revista TIME como uno de los 30 mejores vídeos musicales de todos los tiempos. Con estos dos proyectos, Milk se ha coronado hasta el momento como el rey del videoclip interactivo.
Le sigue muy de cerca Vincent Morrisset, que publicó el pasado año “Just a Reflektor” (2013), también para el grupo Arcade Fire. Un trabajo multiplataforma que permite interactuar con el móvil. Sería injusto no nombrar al hombre que hay detrás del desarrollo técnico de estos proyectos, su alma mater, el artista y programador Aaron Koblin.
Durante los últimos tres años el videoclip interactivo ha recibido un gran impulso debido a la apuesta por este género de bandas con fuerte tirada mediática. Bienvenido sea. La calidad y la cantidad de trabajos publicados este último año hace pensar en la consolidación de este género y es por esa misma razón y en este preciso instante que resulta interesante revisar algunos de los trabajos.
Si hacemos una mirada retrospectiva recordaremos una de las escenas antecesoras del género de vídeo musical: los títulos de crédito de la película “A Hard Day’s Night” dirigida por Richard Lester para The Beatles. En la primera escena, de dos minutos, el cuarteto de Liverpool huye asustado de las masas de fans enloquecidas (fans que ahora las bandas intentan pescar en la web). En esas primeras imágenes de vídeo acompañadas de música el tempo de la canción definía el montaje y ya estaban presentes algunos elementos dramáticos utilizados hoy en este género.
Sea o no por azar, el primer videoclip interactivo que conocemos es una canción del mismo grupo. ¡Por algo fueron los reyes del pop! “Get Back” (1999), fue un proyecto realizado por el imprescindible estudio londinense Hi-Res, «la primera web oficial de The Beatles jamás hecha», dicen ellos. Y quizás también el primer video musical interactivo.
Ha llovido mucho desde entonces, algunos proyectos han desaparecido y no podemos acceder a ellos, pero la dirección que han tomado todos estos trabajos es la misma. Si el videoclip trabaja sobre su particular relación estética entre la imagen y el sonido, ahora deberíamos sumar a este binomio un elemento más: la gestión de los medios a partir de la acción del usuario. Esta idea nos permite acercarnos a los trabajos a partir del tipo de acciones que los espectadores podemos hacer con los vídeos.
Empecemos por una tipología lógica en este género. Un grupo de trabajos que vendría a ser la versión interactiva de la jam session donde los espectadores pueden mostrar o silenciar a los músicos y sus instrumentos, uno a uno, tomando así el control de la mezcla según avanza la canción. Unos de los pioneros es “I Have Seen Enough” de Cold War Kids (2009). Y seguimos con “Not The Same” de Tanlines (2013), que es la versión enredada del asunto, pero se sirve de la misma idea. Muy recomendable para los amantes del Photoshop. (Si te ha emocionado esto del Photoshop, aquí tienes otro en versión Paint: “The Knight of Wands” de Au Revoir Simone).
Sin lugar a dudas, el referente del videojuego está presente en algunos de estos trabajos. En “Rome” (2012), dirigida por Chris Milk en colaboración con Aaron Coblin y Google, podemos movernos dentro de un recorrido animado generado en tiempo real. El movimiento afecta al tratamiento de la imagen y a los elementos que conforman este imaginario. Es un trabajo delicioso.
Siguiendo esta misma línea encontramos “The Vampyre of Time and Memory” (2013) del grupo Queens of The Stone Age: habitaciones góticas repletas de objetos interactivos que recuerdan las aventuras gráficas de los noventa. Además, el proyecto de Kii Arens y Jason Trucco, con el apoyo de The Creators Project, viene acompañado de una versión de la canción que podemos reproducir desde su página de Facebook a partir de una extensión de Google Chrome con la que veremos cómo la magia del vampiro se apodera de nuestro perfil de Facebook. No os lo perdáis.
Podríamos hacer otra agrupación de proyectos bajo el epígrafe de continuum espacio temporal interactivo. Trabajos donde la la línea narrativa evoluciona constantemente mientras nosotros con el movimiento del cursor afectamos algunas de las imágenes. El sencillo “Soy tu aire” (2009), del grupo Labuat, es un trabajo que atesora este principio y que además está firmado por Herraizsoto, una agencia de Barcelona. Junto a éste podríamos situar “Do Not Touch” (2013), donde compartes ratón con otros cincuenta usuarios en la canción “Kilo” de Light, Light. Este trabajo lo firma el estudio holandés Studio Moniker.
En el último año se han presentado un par de proyectos que intentan llevar la experiencia del directo de la banda directamente a nuestras casas. Chris Milk, otra vez, diseñó junto al artista Beck una experiencia inmersiva grabada con micros binaurales: “Hello, Again” (2013). Existen otras más modestas pero interesantes como “Brothers” (2012), de Tanlines, donde podemos movernos dentro de una panorámica de 360 grados. Y otra absolutamente desmesurada, tanto en forma como en contenido: “Gif Me More Party” (2013). La campaña de MTV Mobile ha resultado explosiva: vídeo en primera persona de una fiesta loca de verano donde el usuario puede escoger el punto de vista de cualquiera de los presentes. Aunque la agencia que lideró el proyecto es Buzzman debemos citar a 84.Paris como mentes pensantes del diseño interactivo. (Quizás conozcáis este estudio, pues es también responsable del interactivo de la exposición de Monet, realizada en 2010 en el Grand Palais, ¡una joya!).
Presente en casi todos los géneros, la narración ramificada es la puerta de entrada a la interactividad. Inspiradas por la serie de libros “Choose Your Own Adventure” de Edward Packard, las primeras historias hipertextuales eran muy parecidas a estas versiones audiovisuales donde los acontecimientos dependen de nuestra elección entre dos o más opciones de continuidad.
“Pretend to Be Happy” (2011), de Yoni Bloch y Lilian Schutz, es un claro ejemplo de ello. En esta misma línea también tenemos a Andy Grammer con “Keep Your Head Up” (2010). Estos dos trabajos están realizados con una plataforma de publicación de vídeo interactivo en línea que encorseta excesivamente el formato final y les resta personalidad.
El uso de los contenidos de las redes sociales para generar productos audiovisuales no es nada nuevo en la web y los vídeos musicales también encuentran aquí un aliado. El vídeo "#Stormur" (2013) de Sigur Rós, realizado por One Pixel Wide, tiene una factura sencilla pero cumple su cometido. Todas las imágenes y los vídeos que reproduce provienen de los usuarios de Instagram que publican con el hashtag #stormur. Otro ejemplo es “Califone” (2013) del grupo Stitches, una animación en scroll de GIFS animados y fotografías sacadas de Tumblr, diseñada por el realizador Braden King. Y claro, no podía faltar el tercero en discordia, Twitter, con “Preflight Nerves” (2013) de Brightly.
Inevitablemente quedan fuera de esta pequeña lista algunos trabajos pero queremos cerrar con un par de imprescindibles e inclasificables: por un lado “House of Cards” (2009) de Radiohead, otra pieza de Aaron Koblin, a medio camino entre la visualización de datos y la exploración tridimensional. Y, por otro lado, “24 Hours Of Happy“ (2013) de Pharrell Williams, un vídeo de 24 horas de duración con infinidad de acciones y diferentes actores que interpretan un mismo tema ¡360 veces! Y como fin de fiesta, el clip más hilarante y absurdo del año, “Better Energy” de Moons, donde podrás escuchar la misma versión de la banda tocada con algunas cervezas de más.
Como habrás podido observar el pasado año 2013 ha sido sin lugar a dudas un hito en producciones musicales interactivas. Y tiene gracia que el trabajo más difundido sea el de Dylan porque “Like a Rolling Stone” utiliza como metáfora formal ¡un televisor! Parece que Dylan nos esté insinuando que este medio donde sitúa nuestra antigua tele, la web, está interpelado a ser el lugar donde poder seguir innovando este género que vive en estado de gracia. Y que los buenos momentos que pasamos delante de la caja tonta con los videoclips de la MTV los seguiremos viviendo delante del navegador.
La imagen que ilustra el artículo pertenece al videoclip interactivo "Like a Rolling Stone".