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Tags Experimental, Low cost, Remix, Televisión
Pocos espacios televisivos han quedado en el imaginario colectivo, a lo largo de los años, como programas de referencia, obras de culto a las que hay que recurrir y citar de tanto en tanto porque fueron pioneros en algo, porque inventaron o innovaron. Es el caso de "Arsenal", que TV3 programó durante 44 lunes alrededor de la medianoche entre 1985 y 1987. Y que ahora su autor, Manuel Huerga, está subiendo íntegramente a su propia web para que todo el mundo los pueda consultar y visitar (o revisitar).
Pero, ¿qué era exactamente "Arsenal"? Lo explica el propio Huerga desde su web: «La idea consistía en recoger, mediante una selección de temas monográficos muy diversos, el espíritu de la época a través de sus tendencias artísticas, sociales y culturales, sin ningún ánimo periodístico o didáctico. "Arsenal" trató de ser, en sí mismo, una aportación a la creatividad al tiempo que una innovación en los formatos televisivos, tratando de recoger la dispersión para presentarla de una forma más o menos coherente y transversal.»
"Arsenal" constituye un buen retrato, aunque algo fragmentario, de lo que fueron los años 80 en Barcelona y de cómo los vivieron algunos de los personajes que luego serían voces destacadas de la cultura condal (y que, de hecho, ya lo eran en aquel momento). Empezando por el propio equipo del programa, encabezado por un joven Huerga, que ya entonces empezaba a destacar como realizador y autor (términos que por aquella época eran de difícil asociación, especialmente hablando de televisión). El guión venía firmado por Juan Bufill y Jordi Beltrán, que pronto se consumarían como dos personajes altamente creativos en el medio televisivo, aunque también se expandieran hacia otros ámbitos. El hoy premiado realizador publicitario Aixalà figuraba también en el equipo de realización, junto al desaparecido Jorge Déniz. Peret se encargó del diseño gráfico, Rosa Romero de la coordinación y Cuki Pons de la producción, de un formato que por otro parte debía de ser de lo más económico que asomaba por la parrilla de aquella recién nacida Televisió de Catalunya.
Escribía Mingus B. Formentor, en "El País" de un lejano diciembre de 1985, que "Arsenal" se estaba convirtiendo en el mejor programa musical de la televisión, sin proponerse siquiera ser un programa musical. Y al compararlo con conocidos formatos musicales de la época ("Popgrama" y "A-aun-ba-buluba-balan-bambú") se queja de que estos últimos cavan la tumba de su ineficiencia a la hora de pensar en sus propios referentes televisivos, «sosos como una mala cosa a la hora de pensar televisivamente» mientras que «"Arsenal" suena tan trepidante como un buen programa de radio norteamericano, te deja los ojos sedientos de más imagen, sorprende a cada entrega, desarrolla ideas en lugar de superponer materiales en bruto».
Por su parte, Àngel Quintana, desde estas mismas páginas, en un artículo titulado "Televisión como utopía", emparenta "Arsenal" con "Metrópolis" o "La edad de Oro", ambos de TVE. Y recuerda: «El primer programa de "Arsenal", titulado "Souvenir", hizo que por primera vez los formatos domésticos y las imágenes familiares tuvieran acceso a la gran pantalla para mostrar cómo la creación desde lo amateur también tenía cosas que decir. La nueva utopía pasaba por el arte y por el nacimiento del concepto de televisión de autor».
Efectivamente, la emisión de "Souvenir" dio lugar a todo tipo de alabanzas y situó al programa, desde su primera entrega, entre lo que uno no se podía perder de la programación cultural. ¿Cuál era su secreto? "Arsenal" huía de los esquemas típicos del programa contenedor sobre cultura contemporánea para convertirse en sí mismo en una pieza de creación de cultura contemporánea.
Y para ello decidió, desde el primer día, contar con la complicidad y colaboración de un buen número de amigos y conocidos. "Souvenir" fue una auténtica declaración de principios: «Quisimos rendir un homenaje a las home movies, al cine y el vídeo doméstico, familiar, íntimo y personal. La forma más libre y espontánea de inmortalizar recuerdos. La mayoría son directamente las imágenes del último verano de nuestros amigos y otros colegas más o menos relacionados con la creación audiovisual, pero también echamos mano de un puñado de buenos ejemplos históricos, e incluso algunas joyas de éste estilo extraídas de secuencias de cine comercial».
Los programas de "Arsenal" a menudo incorporaban fragmentos de metraje encontrado o apropiado. En "Souvenir" convivían las grabaciones vacacionales de amigos y conocidos del equipo (José Luis Guerín, Bigas Luna, Eugeni Bonet, Miquel Barceló o Javier Mariscal), con ejemplos históricos de este género (películas familiares de Adolf Hitler y Eva Braun) y secuencias extraídas del cine comercial ("La costilla de Adán", de Cukor, "Toro salvaje", de Scorsese o "En la ciudad blanca", de Tanner).
El segundo programa era un especial sobre el grupo británico The Smiths, pero a las pocas semanas volvían a sorprender con "Crits", un monográfico sobre gritos en forma de collage de media hora de duración. Junto a algún que otro grito grabado para la ocasión, la mayor parte del programa era puro remontaje de gritos cinematográficos jugando a cambiar y desplazar los audios para generar un nuevo discurso.
Así "Arsenal" se convierte en uno de los programas pioneros en televisión en utilizar el llamado found footage o cine (o audiovisual) de apropiación. Gloria Vilches dedicó al tema un interesante estudio en profundidad titulado "Usos, estilos y formatos contemporáneos del audiovisual de apropiación en España", que se puede consultar en la red.
Muchos años después, ya como director de BTV, Huerga decidió impulsar un nuevo programa que entronca con el estilo de "Arsenal" y también con el propio espíritu experimental e inquieto que caracterizó en aquella época a BTV. "Boing Boing Buddha" era el título de aquel ensayo televisivo, que se emitió semanalmente entre 2002 y 2004. Andrés Hispano y Félix Pérez-Hita invirtieron un sinfín de noches en compactar y dar sentido a aquellos monográficos construidos a base de material audiovisual de procedencias remotas y piezas realizadas por el numeroso entorno de amigos y colaboradores. Un programa artesanal y low cost que venía a recoger el testigo de "Arsenal" casi dos décadas después. De nuevo se volvía a ver en la tele una propuesta realmente innovadora, con un tratamiento libre, crítico y no exento de sentido del humor.
Hispano y Pérez-Hita, convertidos en sólido tándem creativo, han seguido trabajando por el camino de la apropiación y experimentación. Tras "Boing Boing Buddha" llegó "Baixa Fidelitat", en esta ocasión para la Xarxa de Televisions Locals (XTVL), pero también en la misma línea crítica y con vocación de ensayo televisivo.
Actualmente, dirigen gran parte de los capítulos mensuales de "Soy Cámara (El programa del CCCB)", programa coproducido por el CCCB y Televisión Española, en el que se utiliza más o menos la misma fórmula discursiva, pero en este caso aprovechan entrevistas y charlas que han sido grabadas en el centro de cultura. Entre los programas más recientes cabe destacar "Mal de archivo", media hora de discurso sobre los retos, hitos y abismos del «Gran Archivo», el acceso fácil y casi infinito a la información que hoy disfrutamos, con entrevista a Rick Prelinger, el pionero coleccionista de cine huérfano que ha logrado reunir miles de horas disponibles de forma gratuita en la Librería del Congreso Americano.
Otro "Soy Cámara" muy recomendable es "Apropiaciones", centrado en obras de arte e impecablemente realizado por Juan Bufill y Canadá.
Así pues, "Arsenal" queda como programa de culto y como referencia de televisión de calidad. Una manera de hacer que, como concluye Eulàlia Iglesias en su serie de artículos sobre "Innovación y no ficción en TV. Algunas propuestas", publicado en "Bolgs&Docs", suele darse de bruces con los despachos de programadores y directivos, ya que «el gran problema de la televisión de calidad es que sus responsables no creen ni en la televisión, ni en la cultura ni tan siquiera en la calidad.»
Este artículo fue originalmente publicado el 30/11/11 en el suplemento "Cultura/s" de "La Vanguardia". La imagen que lo ilustra es un fotograma de "Souvenir", programa referenciado en el texto.