Youtube, ¿el sueño de Buñuel?

Por Alberto Tognazzi | 22.06.2011
Tags Cine, Copyleft, Hipermedia, Remix

Sobre la fascinante y paradójica naturaleza de Youtube: pantallas en red a tiempo real, censura automatizada y licencias libres.

Youtube, ¿el sueño de Buñuel?


A veces sucede. Puede que sea escuchando la conversación de los que están en los asientos de al lado en el tren, o por la mañana en el duermevela... pero poco importa el lugar. Uno cierra los ojos y deja fluir las imágenes con todos sus detalles que se transforman en relato. El tiempo se para, y te quedas atrapado en la historia mientras la narrativa se desarrolla. Ahora imaginemos que esa historia que uno está soñando se pudiera compartir con los demás. Imaginemos poder enviar esa imagen directamente a una, o a millones de pantallas, y que todo el mundo pueda verla. De repente viviríamos en una realidad en que, probablemente, las películas más bellas jamás soñadas serían proyectadas ante los ojos de una siempre atenta audiencia que tendrá el placer y el honor de experimentarlas en directo.
Si antes parecía un imposible, ahora las últimas innovaciones tecnológicas aseguran que se puede llegar a realizar este sueño, y si esto fuera cierto, estaríamos materializando probablemente el último de los grandes sueños irrealizados del cine desde las vanguardias. Estaríamos realizando el mayor sueño de Luís Buñuel.

Lo que está sucediendo con plataformas del tipo Youtube y su obsesión por distribuir eventos en tiempo real, su afán por el live, es también una aproximación tecnológica a este sueño. Cada día hay menos barreras entre la grabación directa vía webcam, el subconsciente y la proyección ante una audiencia. Hay que añadir que el VJing es otra técnica que va acercándose a los resultados deseados por Buñuel.
Seguramente hay algo de morboso y deseable en esta posibilidad de proyectar, sin filtros, desde el mundo de los sueños a una nueva realidad en forma de pantalla. El creador y el espectador/usuario se liberan de la carga social que les acompaña al llegar al cine y se introducen en un mundo onírico, en un universo creado sin filtros, sin barreras y con asociaciones involuntarias que introducen el audiovisual al mundo del arte.

En plataformas como Youtube, a veces, hay algo de mágico en los visionados aleatorios, en esa manera de pasar de vídeo en vídeo, de forma casi instintiva, imprevisible, saltando de un vídeo a otro sin solución de continuidad, creando asociaciones mentales que a veces son el origen de ideas brillantes materializadas, a posteriori, en forma de remezclas epifánicas y eficaces como un puño en el estómago. Buñuel era de los que pensaban que la cámara era como un ojo que selecciona lo que el espectador iba a mirar, pero lo hacía distanciándose de la inocencia de ese ojo, subrayando que la mirada no es neutra, y de ahí que el cine es lenguaje y texto. Una idea muy clara que tenía Buñuel es que había que forzar la mirada del espectador para poder concretar ese mágico mecanismo del arte y conseguir que este se enfrentara con lo misterioso, irracional y absurdo de la vida.

Buñuel citado por Francisco Aranda en el libro "Luis Buñuel. Biografía crítica":

«El cine es un arma maravillosa y peligrosa si la maneja un espíritu libre. Es el mejor instrumento para expresar el mundo de los sueños, de las emociones, del instinto. El mecanismo productor de imágenes cinematográficas, por su manera de funcionar, es, entre todos los medios de expresión humana, el que más se parece al de la mente del hombre, o mejor aún, el que mejor imita el funcionamiento de la mente en estado de sueño».

«Para sumergir al espectador en un estado que permitiese la libre asociación de ideas (...) era necesario producirle un choque casi traumático, en el mismo comienzo del film "Un chien Andalou"; por eso lo empezamos con el plano del ojo seccionado, muy eficaz. El espectador entraba en el estado catártico necesario para aceptar el desarrollo ulterior».

El propio Buñuel previene: el cine es peligroso, es un instrumento moral. Porque va, como todo arte, necesariamente preñado de ideología:

«Todo arte, aun el más abstracto, entraña una ideología, contiene un sistema completo de ideas morales. Fatalmente estará situado a uno u otro polo de la moralidad. Para casi todos, el futurismo y el dadaísmo eran en 1918 dos formas de arte por el arte. El tiempo ha demostrado que en la primera latía ya el embrión de un arte fascista, mientras que el dadaísmo tenía marcada su evolución hacia el materialismo dialéctico».

En una estructura cinematográfica lineal en una sala de cine, la mirada del director puede conducir y acompañar la mirada del espectador. Pero en un entorno de ordenadores e hipervínculos al más puro estilo Youtube, ¿quién acompaña esa mirada? ¿Cómo se construye el meta relato, el texto que junta imágenes, fragmentos de vídeo, uno tras otro, llevando a la creación de una ideología? ¿Qué ideología late en plataformas como Youtube y en la manera con la que nos aproximamos y accedemos a sus vídeos?

Evidentemente no hay una respuesta única ya que la enorme liberación que el acceso a la distribución masiva de contenido personal ha generado genera infinitas vertientes. Seguramente está la poética de los usuarios en sus piezas audiovisuales, y cada uno tiene la suya. Pero cuando nos enfrentamos al vídeo online, ¿nos enfrentamos a una poética de los usuarios o hay también una poética de la plataforma, así como se habla de la poética del cine como medio? ¿La composición del valor artístico está en el creador audiovisual o en el usuario, en el contenido o en el contenedor?

Puesto que Youtube puede ser, por su esencia de archivo infinito y manipulable, una plataforma subversiva. Podríamos pensar que hay un valor artístico per se en la plataforma, pero al mismo tiempo el omnisciente Google ha sabido transformar ese archivo en algo económicamente rentable y perverso: estamos ante la extraña paradoja de que el máximo símbolo del materialismo dialéctico sea al mismo tiempo la gran herramienta de explotación capitalista de la atención de las masas (con 2 billones de reproducciones diarias, creo que podemos hablar de masas sin ofender a nadie). Donde la mirada no es lineal sino trasversal, hipertextual... pero dirigible.

Si pensamos en Youtube como un palimpsesto –la plataforma de las infinitas re-escrituras– la ideología de los usuarios es importante, pero quizás más importante es la ideología que subyace a la plataforma. Si cada día se suben decenas de miles de horas de material audiovisual, es evidente que es imposible poner orden y discriminar de forma selectiva y objetiva todo ese material. La discriminación no es un acto natural, sino impuesto por algoritmos y los algoritmos no son inocentes.

Estamos ante otra extraña paradoja: el carácter subversivo de Youtube se nutre del lenguaje cinematográfico y está en su aspecto artístico, en la capacidad de despertar y alimentar nuevas emociones en los espectadores, mientras que ahora el archivo infinito de sintagmas audiovisuales es sólo una parte, y la mirada del usuario puede ser dirigida a través de hipervínculos, tags y sugerencias patrocinadas. Estamos ante la mayor herramienta creativa en forma de palimpsesto, pero también a una gran máquina de manipulación.

A pesar de esto, hay también una voluntad de ser éticos y mantener cierta transparencia y neutralidad. En el blog de Youtube, cuando anunciaron que integraban las licencias Creative Commons, lo hacían de esta manera:

«¿Alguna vez has estado en el proceso de creación de un vídeo y necesitabas exactamente ese clip para que tu montaje destacara? Tal vez estuvieras creando tu propio vídeo musical y necesitabas una vista aérea de Los Angeles de noche para darle un toque de vida. A menos que tengas un helicóptero, un equipo fotográfico muy potente y excepcionales habilidades de posproducción, esto podría llegar a ser un gran reto. Ahora, no busques más allá de la colección de Creative Commons accesible a través del editor de vídeo de Youtube para que esto suceda. Creative Commons ofrece una manera simple de licenciar y poder utilizar obras creativas. (...) Estamos trabajando con organizaciones como C-SPAN, PublicResource.org, Voice of América, Al Jazeera y otros, de modo que más de 10.000 vídeos en Creative Commons están disponibles para ser utilizados según tu creatividad».

Youtube y Creative Commons

Son evidentes las buenas intenciones pero, como sugiere Felipe G. Gil: «¿de qué sirve que Youtube implemente licencias Creative Commons si no se puede descargar el vídeo original en alta resolución y tan solo se permite el uso una de las seis licencias CC que existen, en concreto la CC-BY?» ¿A qué autoriza esta licencia? A difundir, copiar, distribuir, transmitir, remezlcar, adaptar y, lo más importante, hacer uso comercial del vídeo (siempre que se cite al autor o la fuente).

Es obvio que los de Youtube admitan únicamente el uso de esta licencia ya que de lo contrario no podrían poner anuncios en los vídeos ni lucrarse con ellos. Hay que decir que, en parte, que me parece justo que lo intenten ya que ofrecen un servicio inigualable, pero esta es una de las múltiples contradicciones internas de la plataforma, que hace las reglas y se las salta cuando le viene en gana. Youtube juega una vez más al doble rasero: quieren poder lucrarse al mismo tiempo que quieren ser cool, pero acaban siendo arbitrarios y muy poco coherentes.

Estamos ante un nuevo medio y todavía, como usuarios y teóricos, no estamos suficientemente preparados para poder juzgar con perspectiva histórica y sin ese sentimiento naïve que caracterizó Guerrilla Television y otros movimientos artísticos y críticos con la televisión en los años ’70. Lo que está claro es que estamos, como dicen los Eclectic Method en su "The Apocamix", in the end of the world. Pero como leí en un comentario escrito por el usuario Shooshameng a "The Apocamix": «the end of the world never sounded so good». Y no es el fin del mundo, pero sí el final –que se anuncia en infinitas remezclas, canciones y deseos subconscientes– de algo.

Quizás Buñuel se esté riendo en la tumba al son de «cuidado con lo que sueñes, puede que se realice».

La imagen que ilustra este artículo es un fotograma del film "Un perro andaluz" manipulado por Alberto Tognazzi.

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