La mejor manera de comprender hasta qué punto la multitud de transmisiones que circulan por el espacio electromagnético permean las ciudades y desdibujan los límites entre lo privado y lo público es salir a la calle e interceptarlas. Esto es lo que viene haciendo desde 2003 la artista canadiense Michelle Teran en su serie de intervenciones “Life: A User’s Manual”. Armada con un “scanner” de frecuencias, Teran intercepta la señales de cámaras inalámbricas de vídeo que rodean la zona por la que camina y muestra sus imágenes en un monitor portátil en la propia calle. De la niebla analógica surgen fantasmalmente no-lugares como recepciones de hotel, oficinas de banco o cajeros automáticos, pero también espacios tan privados como la habitación de un bebé. Estos paseos se convierten en un mapa en tiempo real de lo que ocurre en la estrecha franja del espectro que no está regulada, donde operan toda una serie de dispositivos (”webcams” inalámbricas, cámaras de vigilancia “bluetooth”, o teléfonos sin cables) que convierten a los consumidores en “microemisores”. Para Michelle Teran, situar una cámara suele ser una manera de proteger aquello que muestra y reforzar sus límites. “Life: A User’s Manual” muestra que los límites de la realidad física no coinciden con los del espacio hertziano.