Newsletter Canceladísimxs #5
¿Hola? Mira, perdona, que vamos a volver a mandar la newsletter con el formato original, ¿vale? En algún momento tenemos que volver a fingir que tenemos algo parecido a una vida normal. Esto va para largo, pero necesitamos un punto y aparte, aunque sea una simple construcción narrativa. Ya lo decíamos hace tiempo: lo que pasa no despasa y no vamos a olvidar todo lo que ha pasado y lo que nos sigue pasando. ¡Y lo que está por venir! Pero mira, lo que Amaia Pérez Orozco nos decía el otro día desde el Congreso de los Diputados nos puede servir como hoja de ruta: lo único que no ha sido posible parar durante esta pandemia global ha sido el trabajo asociado al cuidado. Su materialidad se ha hecho presente de una manera abrumadora. Una invitación a construir nuestra nueva realidad desde ahí.
Y como los cuidados han sido sistemáticamente menospreciados por las instituciones públicas que han gestionado esta nuestra crisis, en ZEMOS98 hemos tenido que recurrir a medidas extraordinarias para poder llevarlo todo adelante. Hemos puesto a trabajar a nuestras hijas en la comunicación de la organización. Porque de esto va la innovación social, ¿no? La siguiente sección la han escrito ellas.
Nuestras hijas recomiendan
Elogios
Como la cosa va de maternidades y paternidades en tiempos de crisis sociales, económicas, medioambientales… No podemos dejar de recomendar dos novelitas argentinas que han dado forma a las pesadillas que hemos tenido en el último mes: el relato largo de Samanta Schweblin Distancia de rescate, que se lee de una sentada si el miedo te lo permite y la premiadísima novela Nuestra parte de noche de Mariana Enríquez, que nos ha tenido como luciérnagas en la Oscuridad. Bonus track para el fanzine Mitos de Andalusía (Parte 1) publicado por Bernar Sañudo Franquelo, que hace un recorrido en tinta dorada por algunas de las leyendas olvidadas de la región.
También seguimos con dedicación el Diario del coronavirus de Elena Cabrera, que ya lleva setenta y dos entradas y promete continuar hasta el fin del Estado de Alarma -es decir, para siempre-. Cuando revisemos este periodo en unos años, no habrá documento más consistente y continuado sobre el territorio doméstico durante la pandemia que lo escrito por Cabrera. Pero no solo tiene un valor documental; ya, estas semanas, hoy, este diario nos ha servido de salvavidas digital, de confiable compañía ante la incertidumbre. Al ritmo pausado de la autora, hemos ido anotando aquellos aspectos de la vida cotidiana que se han visto alterados por la pandemia. Cabrera ha insuflado de significado el viejo y manoseado lema de que lo personal es político, y a nosotras nos encanta (ok boomers).
Mes de memes
Mientras buscamos el manual de instrucciones para asaltar los medios de producción, seguimos asombrándonos, riéndonos, enfadándonos con los memes y los contenidos culturales que se reproducen en las esferas digitales y las realidades que contribuyen a crear. Hace unos días, Anita Sarkeesian explicaba bien el rol de los medios de comunicación como herramientas para perpetuar el sentido común del poder, pero también como posibilitadores de horizontes de emancipación. Todo a colación de las movilizaciones que están teniendo lugar en Estados Unidos (y extendiéndose a otras partes del mundo) con motivo del asesinato de George Floyd. Como decía Kimberly Jones, el poder ha roto el contrato social al perpetuar el asesinato sistemático de personas negras y lo que vemos estos días es una destitución de esa legitimidad asumida. Y el paisaje digital nos deja muestras de que no siempre tiene por qué ser desde el enfado – aunque esa sea una manifestación que consideramos más que legítima -, de que se pueden renovar los códigos de la protesta, con sus Elmo, Batman, jinetes o ataques con pistolas de agua. También tenemos ahí contenidos desarrollados directamente en parajes digitales como los Tiktoks antirracistas. Aquí Patxi López nos recuerda que la negación del racismo sistemático de los cuerpos de seguridad del estado no es patrimonio exclusivo de la sociedad norteamericana, y lo hace al tiempo que aparecen vídeos como este. Te has cubierto de gloria, tío.
Putabida
Hace unas semanas leíamos este anti-catálogo de novedades de Errata Naturae en el que cuentan que no van a publicar nada nuevo durante 2020. Nuestra relación con el mundo editorial, que parece caminar a su onda en el espectro cultural, es bastante limitada, pero no podemos evitar ver paralelismos entre esa cultura del crédito y el endeudamiento en proyectos amigos y en nuestra propia situación. ¿Hasta cuándo seguiremos sosteniendo todo aquello que solo sirve para mantener la máquina en funcionamiento en pos de aquellos procesos y proyectos que nos mueven, que pensamos transformadores, pero que no terminan de consolidarse como una posibilidad con capacidad de sostenibilidad? Parece que tenemos delante una ocasión para salir de la rueda de ratones en la que estamos.
Hace unos días lanzábamos al mundo, junto a Fundación Daniel y Nina Carasso, PERMEA y Pedagogías Invisibles la red PLANEA para recopilar aprendizajes e introducir transformaciones con el arte en las escuelas públicas.
También estrenamos Recetas Municipales 2, un documental sobre el estado del proyecto municipalista cinco años después con Gala Pin, Elena Giner, Ysabel Torralbo, Guillermo Zapata y Claudia Delso.
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