Informe PROXYMO: 5 hallazgos sobre el uso de Internet por parte de adolescentes en Andalucía
PROXYMO es un programa llevado a cabo por ZEMOS98 en el nodo de Andalucía de la red PLANEA arte y escuela, en el que trabajamos con la cultura de internet y la educación mediática como terrenos de juego. O dicho de otra forma: cómo trabajar con memes y tiktoks en el aula.
El programa cumple 5 años y, durante este tiempo, hemos hecho de todo: vídeos usando un filtro de tiktok para denunciar un parque abandonado cerca de un instituto de Sevilla, un diccionario del léxico andaluz hecho por un instituto de Córdoba, un algoritmo físico impreso en la pared, batallas de memes…
La metodología que seguimos busca hacer confluir tres necesidades diferentes: las curriculares, que parten del profesorado; las relativas al formato, aportadas habitualmente por el equipo de ZEMOS98 (intentamos siempre que sea algo asequible de producir, pero también atractivo y compartible); y, por último, las de los deseos del estudiantado.
En los primeros años instábamos al profesorado a comentar en clase con sus estudiantes sus gustos digitales como una forma de abrir la puerta para que los adultos también aprendieran de su alumnado. Con el tiempo, nos dimos cuenta de que necesitábamos ir más allá para poder entender esos intereses. En el curso 2022-2023 hicimos una primera tentativa de encuesta y posterior informe junto con Santiago MP en la que intentábamos comprender mejor su uso de Internet.
En el curso 2023-2024 hemos dado un paso más ambicioso, tratando de obtener una muestra representativa que nos permitiera articular una serie de reflexiones más rigurosas. Este informe ha sido coordinado por Samuel Fernández Pichel y puedes consultarlo entero aquí.
El grueso de la muestra está compuesto por estudiantes de entre 13 y 16 años, que usan mayoritariamente el móvil (además de otros dispositivos, pero principalmente ese) entre 3 y 6 horas de media al día. Sus plataformas preferidas son Instagram, TikTok, YouTube y Spotify, además de WhatsApp para mensajería instantánea (y no usan Facebook, ). La mayoría usa fotos y vídeos cortos para comunicarse, pero también memes y textos breves. Los gustos son variados (música, deportes, moda, cine y series, videojuegos). Hasta aquí, nada especialmente sorprendente.
Es importante mencionar que el informe no aborda lo que probablemente sea ahora mismo uno de los grandes problemas: el funcionamiento de los algoritmos y cómo están diseñados para absorber la atención sin importar las implicaciones en términos de salud de los usuarios y la hipermercantilización y privatización de la mayoría de los espacios digitales que sirven como lugares de convivencia. Obviamente, estos son problemas estructurales muy graves que afectan a las y los adolescentes.
A continuación, presentamos 5 grandes hallazgos que arrojan algo de luz sobre cómo trabajar la cultura de internet y la educación mediática en el aula.
1. Usar la música y el humor como terrenos de juego
Siendo conscientes de que existen el humor desde el privilegio y las canciones machistas, lo cierto es que quizás sean dos ejemplos de intereses que en ocasiones no tienen suficiente cabida en el aula. Entre sus gustos más destacados, emergen la música (con un 78,5%) y el humor (con un 74%). Si hiciéramos una estadística inversa, ¿cuánta música y cuánto humor hay en el aula? Seguramente el porcentaje sería muy bajo. Diseñar actividades que puedan reducir esa distancia puede ser una estrategia inteligente. El año pasado, por ejemplo, usamos en el IES Blas Infante (Sevilla) canciones de reguetón para compararlas con versos machistas de autores del siglo del oro. O está el caso de la batalla de memes, donde se aprende historia del arte mientras se crean memes divertidos sobre la familia, las amistades o el instituto que hicimos en el IES Grupo Cántico (Córdoba).
2. Animarles a expresarse y contar su historia
Casi un 46% se considera usuario pasivo de la red, es decir, solo miran. Internet se ha convertido en «la nueva tele» y los usuarios más destacados han profesionalizado sus contenidos, generando una gran distancia entre lo que hacen y lo que un adolescente cualquiera siente que puede llegar a hacer. En el aula, esto se traduce en un problema mayor: solo un 16% es activo en redes. Sin que la participación en la vida digital sea algo obligatorio, el síntoma que esto desvela es que muchos adolescentes sienten que no tienen nada que contar, que su historia no merece la pena. Más allá de las promesas y la lógica del marketing, hay que diseñar actividades en el aula que les permitan desplegar su subjetividad, sus intuiciones, su historia. Por ejemplo, como cuando con el IES Hispalis (Sevilla) usamos un filtro de Tiktok para que un estudiantado con problemas de autoestima, escogiera un objeto de su día a día y les hablara para hacer refuerzo positivo sobre las cosas que consideran que hacen bien.
3. Necesitamos creadoras de contenido y frenar el machismo
Existe una grave falta de referentes que no sean masculinos. Como indicaba Delia Rodríguez, las redes sociales están comenzando a implantar lógicas que generan burbujas de género: algoritmo de chicos vs algoritmo de chicas. Hemos podido percibir cómo esto está permeando en el estudiantado, desafortunadamente. Más allá del amargo lamento de regresar a preceptos sociales que ya parecían superados y a la recuperación de ideologías machistas o supremacistas por el sesgo en el diseño de los algoritmos, una de las cuestiones más evidentes que se pueden trabajar en el aula es precisamente fomentar la participación de las niñas o de personas que no tengan una identidad heteronormativa. Las aulas deben ser espacios de participación donde se preserve la diversidad de identidades de género y se fomente el feminismo. Si lo digital puede ser una excusa para ello, hay que aprovecharla. Ejemplo de esto podría ser los memes denunciando el machismo de Zeus que hicimos con el IES Zoco (Córdoba).
4. Les interesan los contenidos educativos digitales
El 92,7% considera útil usar internet y las redes sociales con fines educativos y ya consumen «canales, cuentas o perfiles educativos en internet y redes sociales» (un 88,15%). Sin embargo, solo el 21,69% asegura que se usan «muy a menudo». En ese ‘gap’ hay que trabajar, siendo conscientes de que no todo puede traducirse en introducir internet y las redes sociales en todos los contenidos curriculares. Cada vez será menos relevante diferenciar entre «digital vs no digital» y es útil usar muchas de las cosas que suceden y se viralizan en redes como una excusa para introducir cuestiones educativas relevantes. Hacer esto ‘solo’ en asignaturas como ‘Lengua y Literatura’ o ‘EPVA’ puede ser un error, ya que cualquier tema puede trabajarse desde lo digital. En PROXYMO ya hemos explorado experimentos con asignaturas menos evidentes a priori, como el año pasado con el IES Pablo Picasso (Málaga) en el que el estudiantado tenía que aprovechar lo que estaban aprendiendo sobre sellos de sostenibilidad y responsabilidad social corporativa en la asignatura de Empresa para hacer vídeos cortos en los que explicara un modelo de negocio futuro en sus vidas y de carácter sostenible.
5. Quieren usar internet para cultivar sus amistades
El hallazgo más importante de nuestro estudio ha sido descubrir que, a pesar de la fuerte inercia de las redes sociales hacia un modelo que empuja a la gente joven a mercantilizar su relación con la comunicación y los problemas aspiracionales que puede generar la confusión de compartir contenidos en internet en una materia específica con «hacerse famoso» y convertirse en influencer, el porcentaje de estudiantes que asume este modelo es bajo. Solo un 5% usa redes sociales para «hablar de mí» o «publicitarme, construir mi marca personal». Actividades con mucho peso incluyen «seguir perfiles o cuentas que me interesan» (67%) o «compartir vídeos y fotografías» (53%). Sin embargo, la respuesta más común es «comunicarme con mis amigos/as» (un 82%). Y es que además, hay oportunidades para diseñar actividades que justo toquen las cuestiones críticas de las relaciones sociales en Internet: el año pasado en el IES Sabinar (Almería) trabajamos sobre la idea de hacer un vídeo con el título: «Las 5 cosas que debes hacer en redes sociales para no ser un tóxico».
Desde PROXYMO, vemos esto como una buena noticia, ya que sitúa internet como una herramienta primaria para generar vínculos afectivos y comunitarios. Al mismo tiempo, nos lleva a preguntas muy obvias que, aunque escapan a las capacidades de nuestro programa, deberían plantearse en cualquier aula: ¿con qué frecuencia usamos el aula para que el estudiantado hable entre sí y utilicen sus propios intereses y afinidades como mecanismos que articulen la conversación? Evidentemente, introducir cuestiones curriculares en este contexto es más complicado. Sin embargo, otra de las conclusiones de PROXYMO es que cuando se abre la puerta a incluir los intereses del estudiantado y se combinan con las necesidades curriculares, a veces, se aceleran los aprendizajes significativos.
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