Estamos silenciosas porque estamos desorientadas y no queremos generar más ruido. Pero también creemos que es importante enviar esta newsletter, porque es un gesto que nos amarra, un punto en el mapa sobre el que seguir marcando coordenadas.

Son los gestos los que nos están salvando: quitar el polvo de detrás de los libros, contar un cuento, probar recetas nuevas, colorear un dibujo, blanquear las juntas de los azulejos del baño, escuchar la lluvia, aplaudir en el balcón aunque sea sin ganas. Concentradas en llevarlos a cabo con rigor, metódicamente. Así pasan nuestros días. No es mucho pero sí es mucho para nosotras. Estos gestos nos ayudan a soportar la incertidumbre, la fragilidad en la que nos descubrimos de nuevo, las muertes, la intoxicación política y mediática.

Las respuestas que nos dábamos antes no satisfacen estas preguntas nuevas. Tampoco sabemos si, de momento, queremos respuestas o si en realidad lo que necesitamos son rituales que nos ayuden a digerir lo que está pasando. Pero, ¿qué rituales son posibles en este escenario de aislamiento? ¿Qué se puede aprender de esta situación? ¿Cómo seguir adelante si no podemos movernos y socializar igual que antes? Incluso nos cuesta encontrar nuestra propia voz colectiva, esta primera persona del plural, después de un mes de Estado de Alerta.

Tendremos que aferrarnos a los gestos cotidianos, de momento. Quién sabe, quizás en ellos encontremos alguna clave para reconstruir nuestra realidad en los próximos meses o años. Esperamos poder compartir otra cosa el mes que viene. Ánimo y cuidaos mucho.

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