21 reflexiones sobre políticas culturales públicas en relación a grandes eventos. En busca de la Beyoncé de Otxarkoaga
A continuación desplegamos una serie de pequeños textos que conforman entre sí y de forma combinable (libremente) lo que ZEMOS98 piensa como sujeto político colectivo acerca de los grandes eventos culturales en relación a las ciudades. Todos los micro-textos tienen un máximo de 280 caracteres para que puedan ser copiados y pegados en redes sociales. Los cedemos de manera deliberada al dominio público.
#1 Los grandes eventos culturales en relación a las ciudades son como los centros comerciales: inevitables.
#2 Cuando un político se planea un gran evento cultural se imagina a un turista idílico que viene y gasta su dinero generando empleo para la ciudadanía. El olor a pis y el exceso de basura no se lo imaginan, parece.
#3 Imagina un pabellón de una antigua exposición universal que ha sido abandonado y ahora está completamente lleno de cacas de paloma y tiene una escalera mecánica sin motor (fue robado). Vale 6.000€/día el alquiler para grandes evento. ¿Nombre del pabellón? PABELLÓN DEL FUTURO.
#4 Cada época hay una serie de palabras que emergen desde las prácticas sociales y que son usadas para engalanar los documentos sobre los que se alzan los grandes eventos culturales. ¿Cuáles son las palabras que ahora ‘lo petan’ entre las consultoras que ayudan a las concejalías de cultura?
#5 Un gran evento siempre va a usar los grandes números para justificar su presencia. Hay que analizar si está generando un impacto no basado en lo cuantitativo. Y esto requiere de NO usar indicadores convencionales.
#6 ¿Podríamos tener indicadores que midieran el impacto medioambiental de los grandes eventos? Quizás así habría argumentos (también basados en las evidencias y no en lo intangible) para no hacer según qué barbaridades.
#7 El modelo de cultura mainstream no va a desaparecer y es complicado oponerse a ella. Lo que necesitamos es asegurar que ‘los peces grandes’ no están haciendo desaparecer a los ‘peces medianos y pequeños’.
#8 La hamburguesa existe y existirá. El pintxo minúsculo y exclusivo existe y existirá. La pregunta sigue siendo cómo fomentar un modelo de ciudad y de políticas culturales que fomente la cultura popular sin que eso signifique aniquilar la experimentación.
#9 Una pregunta legítima sobre los grandes eventos culturales es: ¿qué generan para el tejido local? Si la respuesta es que da trabajo exclusivamente al sector servicios, igual es que algo no se está haciendo bien. Si en cambio generan transformaciones en los tejidos productivo-creativos, entonces ‘ni tan mal’.
#10 En muchas ocasiones los grandes eventos son una excusa para enmascarar la falta de alternativas de ocio a pequeña escala que existen en los barrios de múltiples ciudades. Hay que repensar el modelo de ocio juvenil.
#11 La pregunta para un gestor cultural público debería ser, ¿cómo puedo hacer que las niñas y niños de mi ciudad tengan un ecosistema que les haga desear ser artistas sin que eso implique una idolatría ciega o la búsqueda acrítica de la fama?
#12 Internet es un lugar que ha favorecido la multidireccionalidad del conocimiento. ¿Cómo podemos importar ese modelo a nuestros eventos culturales?
#13 El modelo broadcast de la cultura no está muerto. Y seguirá vivo. La pregunta es, ¿cómo podemos generar un modelo de cultura que fomente el peer to peer?
#14 Hay preguntas disonantes y extrañas que podríamos hacer para cuestionar también el público al que se dirigen los grandes eventos. ¿Existen grandes eventos dedicados a personas mayores? ¿Existen grandes eventos hechos por personas racializadas? ¿Y a madres?
#15 ¿Cuánto cobran las personas que limpian tu macro festival? Este podría ser otro indicador para medir cómo de ejemplar es un gran evento.
#16 ¿Por qué lo llaman voluntariado cultural cuando quieren decir trabajo gratis?
#17 Hemos de preguntarnos qué modelo de sociedad está promoviendo un evento, sea del tamaño que sea. Si no genera el encuentro entre personas, ¿para qué sirve?
#18 Hace falta dejar de entender lo público como un espacio desde el que financiar grandes eventos “todos los públicos” y entenderlo como espacio donde financiar “pequeños eventos para diferentes públicos”, tratando de cubrir así el espectro de otra forma.
#19 Entre lo público-convencional y lo privado-rentable debe haber un espacio para lo común: un tipo de políticas culturales que experimenten más que lo público pero cuyo objetivo no sea el de maximizar los beneficios.
#20 Los grandes eventos culturales muchas veces conciben al público como una masa homogénea de consumidores. Necesitamos entender al público como una godzilla amorfa y heterogénea y tratar de preservar que se activen palancas de cambio social.
#21 Los grandes eventos culturales sí pueden tener un papel crucial en normalizar prácticas sociales consideradas marginales: programar artistas a favor del colectivo LGTB, feministas, racializadas, ecologistas en este tipo de eventos puede ayudar a estas luchas.
#22 Programar a Beyoncé está bien. Pero igual o más importante es generar las condiciones para que emerja una Beyoncé de Otxarkoaga o del Polígono Sur (Sevilla).
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