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Tras
6 años de correrías los NARCO se han convertido en un grupo referente
en el metal-rap hispano. Puteados
por el destino al traerlos a éste mundo como carne de cañón (el talego
adorna sus vidas reales y su politoxicomanía está mamada desde la cuna),
pero con más escamas que el que se enfrenta a la vida sin referente
superable ninguno, los NARCO hacen de su vida un disco y de cada disco
un milagro. De origen proletario, su base está en el sevillano barrio
de La Macarena, los NARCO nacieron para ser rebeldes. Forjados en la
más importante de la luchas que los desheredados de la fortuna han de
lidiar a diario, la supervivencia, las puñaladas que da el sistema no
han hecho sino afianzarles en un discurso cuya coherencia está a prueba
del "Chaparrón De Plomo", 2001, con él bautizaron a
su tercer disco. Reunidos de nuevo aquí para dar la bienvenida a su
cuarta entrega a la que, por cierto, acogemos entregados a la causa:
justa como pocas y necesitada como ninguna. "REGISTRO DE PENADOS
Y REBELDES” (sus dos primeros trabajos fueron "Satán Vive",
1997, y "Talego Pon Pon", 1999), les refleja como lo que siempre
han sido: una célula de contrainformación que, valiéndose de postulados
rap-metálicos y ritmos hardcore, dan voz a todos los relegados al “Cuarto
Mundo” en la era de la globalización. "REGISTRO DE PENADOS Y REBELDES"
está grabado en los Estudios Sound Farm de Dos Hermanas (Sevilla), mezclado
en Q-Estudios (Madrid), masterizado por Jesús Arispont y producido por
ellos mismos: Vikingo MD, Diablero Díaz, Manipulador, El Amnésico y
El Abogado Del Diablo. Después
de haber perdido a uno de sus vocalistas, Chato Chungo, el resto del
grupo, se ha descolgado con un repertorio de 16 canciones en el que
su discurso vital se ve ensanchado por su acierto literario y bendecido
por unos referentes musicales en estado de gracia. Y sus grandes obras,
temas como "Control", "Perros malos", "Si,
2, eran 2", "Masacre en la mierda ciudad" o "El
atraco" (primer single) regado todo el disco por aromas que entroncan
con el rap, conducen a la catársis intuida en el repertorio industrial
y desembocan en la orgiástica imaginería del serie-Z-heavy-metal-kid,
nos encontramos ante la explosión de su madurez después de 6 años de
existencia y cientos de conciertos. Teniendo a su favor el conocimiento
de un discurso vivido en propia carne, el talego no es ninguna licencia
metafórica en sus vidas, NARCO hacen de su existencia capítulos musicados.
Y que cada uno de ellos, hasta ahora, haya sido mejor que su inmediatamente
anterior, indica que su nueva propuesta continua esta línea ascendente.
Va el disco sobrado de razones y NARCO pletóricos de actitud. |