En el Código fuente audiovisual usamos como metáfora el código que compone cualquier sistema informático, adaptándolo al ámbito de la cultura. Todos tenemos un código fuente cultural, una receta que nos permite proyectarnos e identificarnos con los relatos de otras personas o agentes. Compartir nuestro código fuente no es más que reconocer que construimos nuestra identidad escuchando los relatos de los demás; es decir, de forma interdependiente. Y que haciéndolo nos reconocemos en otros y permitimos que otros se reconozcan en nosotros.