Comiendo.
Soy el estómago
de Fser esperando impaciente la llegada de alimentos. "La caducidad, el presente, la historia. ¿son palabras que sirven para definir su filosofía?" Tras sonreír elegantemente, comienza a hablar en italiano -el cual entiendo, pero traduzco aquí por razones obvias- "Hay que contari invitabilimente con HEIDEGGER y con su volunta di reducire la pretensione excesiva de la ideoloyías me-ta-físiCa. Di lo que trata es di cuestionare esa suerte de ser eterno, esa espezie de estructura inmutabili di la que se sirven tantos para tomare la decisionis..." De pronto, me apropio de las palabras del maestro y mientras desaparece continuo: "es ahí donde entra la caducidad: no existe nada inmutable. El presente es, por otro lado, el lugar de lo imprevisible. Y es, entonces, donde hay que tener en cuenta la historia. Que es una colección de caducidades que se suceden en una suerte continua. Una continuidad, sin embargo que nada tiene que ver con la eternidad, pero que nos permite tener un marco de referencias para elegir. No todo es arbitrario, nos enseña la historia, existe una cierta lógica. Un mundo de referencias desde el que cada cual puede decidir el camino que toma. En este momento pensé en dejar el americano y comerme una pizza. Recordando aún la presencia de Gianni erupté: "Nietszche ha servido para entender que no hay verdades que estén por encima de su contexto histórico". La verdad es que no sé que hacer. Quizá esté indie-gesto pero no lo noté...Vuelvo a recordar...una comida, con 2 personajes del cine. Uno muy mayor, que a pesar de decir que no pueden haber planos con aire, me dejó marcado con "el cine es temáticamente literatura, y formalmente pintura", y otro más joven y argentino, re-gordete y re-flexivo, hijo de la novia de mi tío que me dice sobre el arte del guión: "en lo que respecta a España el material que he leído es muy bueno por su diversidad, variedad de temas, estilos y formas. Como espectador me gusta ver un producto más amplio, quizá no tiene que ver con mi estilo, pero en LA variedad EStá el gusto". Tras estos pensamientos, rehuso las ideas de la pizza o la hambruna y vuelvo a atacar por el flanco a mi sándwich americano. Pero como una maldición, de nuevo un imprevisto me retrasa: mi madre viene a contarme la anécdota de la madre de Íker, el portero del Madrid, que cuando éste era pequeño, para poder darle de comer, porque era muy inapetente, ponía una pelota en la lavadora, le daba al centrifugado, e intentaba atinar con las cucharadas de alimento. Sin duda una historia deliciosa, pero la decisión está tomada, y aunque mi madre sigue hablando, dejo de oírla y me concentro en los sonidos procedentes de mi sandwich. ¡ja, ja, ja! Me imagino que el bocadillo es una víctima a punto de ser devorada por el GRAN Fser, que en movimientos espaciados, se acerca poco a poco a la estructura ósea de la misma...Mi madre grita: "¡Tienes que leer a Ferlosio!". Se sube encima de la mesa y vuelve a gritarlo: "¡¡¡Tienes que leer a Ferlosio!!!". Cargado de ira por esta nueva interrupción decido morder ansiosamente mi bocadillo hasta comérmelo entero en menos de 7 milisegundos. Con mi madre encima
de la mesa y sus pelos alocados, y mi boca llena de sanwich americano,
pronunció: ¿hhhoouuup huuu houuuurt hhhop? -traducido al
castellano post-post-moderno: "quién cojones es Ferlosio?- |
Felipe M. González |