Hasta siempre, Toni

Estamos muy tristes. Pero también nos sentimos tremendamente afortunadas de habernos encontrado en el camino, de haber tenido la inmensa suerte de aprender de Toni y su forma tan honesta y radical de estar en el mundo. Siempre supo leernos como una comunidad, a la que dio valor y sentido, al tiempo que sabía acariciar y cuidar la singularidad de cada una de nosotras, haciéndonos sentir siempre importantes y queridas por él. Hay que ser muy generoso para dejar un rastro de belleza en la propia muerte. Una belleza capaz de conmover.  “Adentrarse en el umbral abierto…a veces ese umbral conduce a un largo callejón de tierra dentro de la tierra bañado de oscuridad. Avanzamos guiados por la luz que aparece en las intersecciones con otras callejas, luego ya sólo por la luz al final, como en un largo túnel. Los últimos pasos ya los damos en la oscuridad completa, los sentimos resonar entre las paredes. Guiados ahora por una luz interior, intangible, inasible, pero que de alguna manera recordamos como fuente de todo…Y así entramos en espacios de suspensión del tiempo y el espacio, jardines interiores bañados por el silencio y un eco lejano de presencias ausentes,…un pajarillo que parece muerto revive y cruza una puerta que se abre, y esta vez nos inunda con su luz blanca…que nos acoge. No vemos y sin embargo todas las imágenes están ahí. Lentamente salimos de esa luz, el mundo vuelve a aparecer, ahora como motas de polvo suspendidas en aire, danzando como planetas y universos…”.

Toni Serra siempre ha sido un nodo de conocimiento compartido, una puerta hacia una mirada donde confluyen lo poético y lo político. Nunca dogmático pero siempre incisivo. Hablando lo justo y necesario. Escuchando al mundo y a las personas que lo habitamos con generosidad. Su apuesta por el diálogo era infranqueable: “Un diálogo a tal punto abierto que estemos dispuestos a dejar de ser nosotros…para ser realmente nosotros; es decir, un nosotros en movimiento, un constante cambio, como de hecho es nuestro pasado, como lo es cualquier cosa que esté viva, sino es el rigor mortis (…) porque realmente nuestra sociedad está cada vez más muerta… por eso es totalitaria, porque se quiere cerrada, acabada, definida… y su única manera de continuar es como pura violencia y pura negación”.

Toni Serra (abu ali – padre de Ali – como también quiso ser llamado) nos deja en medio de un mundo muy oscuro, lleno de velos de imágenes y violentas fronteras. Por suerte deja muchísima luz, muchísimo amor y un legado que nos corresponde continuar a todas las personas que lo quisimos y admiramos. Cuidaremos tu rastro… como la abeja cuida del panal…

Un abrazo muy fuerte a su familia, a Rosa Llop, a Joan Leandre y a toda la sisterhood de OVNI.

Hasta siempre, Toni.

 

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